Sobre la evolución de la pobreza en Argentina en 2024
Por Leopoldo Tornarolli – CEDLAS/UNLP / Marzo-2025 /
A fines de 2024 se difundieron proyecciones de pobreza para el 3er trimestre de 2024 que tuvieron mucha repercusión, en gran medida porque el presidente compartió esos resultados en sus redes sociales. Las proyecciones indicaban que a finales de 2024 la tasa de pobreza ya se situaba en niveles similares a los que tenía un año antes, algo sorpresivo dada la fuerte suba en la pobreza que reportó el INDEC para el semestre inicial de 2024.
Alrededor de esos resultados se generaron varias discusiones, las que se pueden resumir en 4 puntos: 1) dudas sobre la validez de las proyecciones; 2) dudas sobre la utilidad y precisión del método de pobreza por ingresos en un contexto de cambios de precios tan bruscos; 3) la subestimación de la suba en la pobreza por utilización de líneas de pobreza obtenidas con canastas desactualizadas; e 4) incompatibilidad de la evolución de la pobreza con la de otros indicadores socioeconómicos. En el documento que acompaña a esta entrada intenté analizar, en base a la información disponible y con la mayor rigurosidad posible, esos 4 puntos. Los párrafos que siguen sintetizan los principales hallazgos que obtuve.
En la primera sección, describo como se puede proyectar, con poco margen de error, la tasa de pobreza para un cierto trimestre, aun si no se cuenta con los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de ese trimestre. Usando los microdatos de algún trimestre anterior y “actualizando” esos datos en base a los informes de distribución del ingreso del INDEC (que se publican casi 2 meses antes de los microdatos de la EPH) es posible llegar a proyecciones bastante precisas de la tasa de pobreza. La comparación de la serie construida en base a esas proyecciones con los resultados que posteriormente publica el INDEC ilustra con claridad la precisión de las proyecciones (ver gráfico siguiente). En resumen, la sección muestra que las proyecciones son un anticipo creíble de lo que posteriormente publica el INDEC.
Figura 1.

Pero, más allá de la validez de las proyecciones, ¿cuán bien funciona el método de medición (la pobreza por ingresos) para captar los movimientos del fenómeno que se pretende medir (la pobreza)? En la segunda sección del documento discuto este tema y presento un ejercicio que llama la atención sobre una particularidad en el método que podría hacer que este sea menos preciso en períodos donde la inflación es alta y volátil. Más en detalle, en la EPH la pregunta sobre ingresos refiere a los obtenidos a partir de trabajos realizados en el mes anterior, a pero esos ingresos se comparan con el valor de las canastas en el mes de la entrevista al medir la pobreza. Mientras que para algunos trabajadores es posible que los trabajos del mes anterior se cobren en el mes corriente, para otros trabajadores (los que trabajan a destajo, por día/semana/quincena, o son cuentapropistas) los ingresos se reciben a medida que se trabaja, y no en el mes de la entrevista. Esta práctica no tiene efectos significativos cuando la inflación es baja y estable, pero podría afectar la evolución de la pobreza cuando la inflación crece o decrece mucho en períodos cortos. En efecto, el ejercicio que presento muestra que es posible que en la medición de INDEC se haya exagerado la suba en la pobreza de comienzos de 2024, así como también se exagerará la baja ocurrida en el 2do semestre.
Figura 2.

En la tercera sección abordo la controversia tal vez más difundida, aquella que sostiene que gran parte de la caída en la pobreza en la segunda parte de 2024 no es genuina, sino producto de la subestimación en la inflación con la que se mide la pobreza, la que deriva a su vez de la utilización de canastas construidas en base a patrones de consumos desactualizados. En particular, se afirma que inflación en el valor de las canastas sería mucho mayor si se usara en su construcción los patrones de consumo más actualizados, donde tienen un mayor peso en el gasto de los hogares los servicios de la vivienda y el transporte, siendo estos rubros los de mayor crecimiento de precios desde finales de 2023. El ejercicio realizado en esta sección parte del supuesto que efectivamente existe esa subestimación, pero de acuerdo con distintos estudios y al ejercicio presentado la misma parece situarse en valores que no son lo suficientemente grandes como para modificar en forma sustancial los resultados referidos a evolución de la pobreza, aunque sí contribuye un poco a exagerar la caída que ocurrió dentro de 2024 (agrega algo así como 1 p.p. adicional de caída).
En la cuarta sección evalúo las presuntas incongruencias entre los resultados que se obtienen a partir de la EPH y los que reportan otras fuentes. En especial, me concentro en aquellos ingresos que se captan en la EPH y que se pueden contrastar con datos administrativos: los ingresos de los trabajadores asalariados registrados en el sector privado, los que también se capturan en los registros del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIPA). De la comparación de los resultados de la EPH y los de SIPA surge evidencia que indica que algo ocurrió con el subreporte de ingresos en la EPH. Este fenómeno, que es bastante reconocido entre quienes trabajan con estos datos, venía acentuándose con el paso del tiempo, pero parece haberse revertido parcialmente en el 3er trimestre de 2024, donde el subreporte de salarios registrados privados en la EPH respecto de SIPA alcanzó el menor valor en los últimos 30 trimestres. El origen de esta reducción en el subreporte de ingresos es, por ahora, desconocido y puede que sea solo la variabilidad estadística que supone trabajar con los datos muestrales de la EPH, pero es un factor para tener en cuenta, en la medida que este repentino cambio, de estar presente en otras fuente de ingreso además de la mencionada, podría estar explicando algo así como 3/4 puntos porcentuales de la caída en la pobreza que se observará en el 2do semestre de 2024.
En conjunto, los resultados pueden resumirse en 2 conclusiones. La primera es la confirmación de una caída clara en la pobreza entre el 1er trimestre y el 3er trimestre de 2024. Su magnitud es difícil de establecer, pero implicó recuperar buena parte del retroceso que se había dado entre finales de 2023 y comienzos de 2024. La segunda conclusión es que si bien el método de medición que utiliza el INDEC indica que en el 3er trimestre de 2024 la pobreza se ubicaba en niveles similares a los que tenía un año antes, lo más probable es que el porcentaje de población en situación de pobreza haya sido unos 4 puntos porcentuales más alto en el 3er trimestre de 2024 que en igual período de 2023.
Como mensaje final, una aclaración sobre el documento y los hallazgos: los mismos no implican que el resultado que va a informar el INDEC a finales de marzo sean incorrectos. La aplicación correcta del método de medición indicará que la pobreza del 2do semestre de 2024 fue menor (tal vez un par de puntos) al 41.7% del 2do semestre de 2023. Tampoco transmiten dudas sobre la confiabilidad del INDEC, o señalan una posible manipulación de datos o los resultados. En lenguaje de economistas, lo que hace el documento es proveer evidencia sobre la falta de robustez (a ciertas decisiones metodológicas) del resultado que publicará INDEC.
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